La famosa fuente de los Niños del Paraguas ubicada en el Parque Genovés volverá a lucir como la concibió su autor a finales del siglo XIX. Para ello, la empresa municipal Aguas de Cádiz restaurará en su totalidad el conjunto escultórico -de estilo Romántico- y lo pondrá en valor además de elaborar una ficha técnica al no haberse encontrado información sobre la misma durante las investigaciones previas realizadas.
Al no existir dicha ficha técnica, lo que se conoce del origen histórico de la pieza es por la tradición oral. Parece ser que esta fuente era propiedad de la familia Aramburu que la compró en París para colocarla en el patio principal de la casa palacio que poseía en la Plaza de San Antonio. Tras unas reformas efectuadas en dicha casa, fue donada al Ayuntamiento de Cádiz y colocada en el parque remodelado por el alcalde Eduardo J. Genovés, anteriormente llamado de Las Delicias. La fuente se ubicó primero a la entrada del Paseo de Santa Bárbara para pasar, en los años 60 del siglo pasado, al lugar en donde está hoy en día.
Los trabajos de restauración correrán a cargo de los restauradores licenciados en Bellas Artes, Pilar Morillo y Álvaro Domínguez, quienes han redactado un informe diagnóstico que aconseja la intervención ante el deterioro que presenta, su aspecto deslucido y el peligro de destrucción por desprendimiento que viene sufriendo la talla.
Tras la realización de dos catas estratigráficas realizadas a la escultura –de 1,60 metros de alto por 0,60 de ancho- los restauradores han determinado que el color con el que ha sido pintada, de un tono rojizo intenso y un brillo excesivo, es muy diferente al que mostraría el material original, barro cocido, con el que fue realizado. Además, son evidentes las reconstrucciones de las manos y parte de los brazos que portan el paraguas, desaparecidas en actos vandálicos y la escultura y su peana han sufrido diversas intervenciones en las que se han empleado pinturas impermeabilizantes industriales de gran viscosidad y densidad que no permiten transpirar al barro cocido al tiempo que han ido deformando y restando belleza a la talla.
Siendo una obra de alto valor cultural y entrañable para el pueblo gaditano, Aguas de Cádiz ha enviado ya sendas cartas tanto la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de la Delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte en Cádiz de la Junta de Andalucía como al Área de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Cádiz informando sobre la actuación prevista dado que la empresa municipal desconoce si esta escultura tiene algún grado de protección y por si fuera pertinente alguna indicación o sugerencia respecto a la restauración prevista.
Aguas de Cádiz, que tiene encomendada la conservación y el mantenimiento del primer nivel de las fuentes ornamentales de la ciudad, ha efectuado en los últimos años reparaciones circunscritas al sistema hidráulico pero no ha actuado sobre la escultura que se encuentra muy deteriorada.

Pablo y Virginia
De autor anónimo, la fuente está compuesta de dos esculturas de barro cocido que sostienen un paraguas metálico de cuya barra central, a la altura de las varillas, surge un chorro de agua que se reparte por toda la superficie exterior del paraguas y cae alrededor de las esculturas logrando un perfecto efecto de lluvia de la que se protege los niños.
Estos niños, que representan el amor puro, están inspirados en la novela “Pablo y Virginia”, escrita por Jacques Henri Bernardin de Saint-Pierre, en 1787. Los protagonistas son dos amigos de la infancia que se enamoran inocentemente pero terminan muriendo trágicamente, historia basada en un hecho real sucedido en 1744.